ganancias de los últimos meses.
Considerando que ahora la mayor parte de los fondos líquidos de las entidades terminará invertido en bonos emitidos por el Tesoro, que pagan 48% anual, tranquilamente la tasa de plazos fijos podría volver a niveles de 40%.
Esto no ha sucedido aún, pero en la medida que continúe el drenaje de pesos a dólares posiblemente se vaya viendo un ajuste gradual de los rendimientos.
Una parte central del plan económico de emergencia consistió en estos primeros meses del año en licuar los pasivos remunerados del Central.
Eso requirió fuerte baja sucesivas de tasas, que quedaron en niveles muy negativos en relación con la inflación.
Semejante política solo es posible con cepo cambiario. Con tasas negativas, las restricciones cambiarias (sobre todo en el caso de las empresas) resulta clave para evitar que se acelere el proceso dolarizador cuando la tasa no es lo suficientemente atractiva para quedarse en moneda local.
Por eso, el propio Caputo reconoció que “no hay fecha” para la liberación del cepo. Lo más complejo es la recomposición de reservas netas, que recién ahora están saliendo de territorio negativo.
El ministro de Economía indicó que será clave el acuerdo con el FMI y la posibilidad de recibir fondos frescos del organismo para acelerar el proceso.