l arzobispo electo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, afirmó este jueves que “quiere ser el pastor de todos”, especialmente de los “más heridos, los que más sufren, los excluidos, los marginados y los que sufren la cruz del dolor, de la enfermedad”.

García Cuerva envió un mensaje desde Roma, donde recibió del papa Francisco el palio arzobispal para su futura misión en la Iglesia porteña y participó de una misa en la Basílica de San Pedro celebrando la solemnidad de los santos Pedro y Pablo Apóstoles.

“Quiero enviarles un gran saludo desde esta Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano”, dijo el futuro arzobispo porteño a la comunidad arquidiocesana capitalina.

Describió que “el palio representa, por un lado, la comunión con el sucesor de Pedro, pero también es el signo del pastor que es pastor de todos”.

Y en ese contexto afirmó que “yo quiero ser el pastor de todos, especialmente de aquellas ovejas más heridas, de aquellas ovejas que más sufren, especialmente de aquellos que se sienten excluidos, marginados y aquellos que sufren la cruz del dolor, de la enfermedad”.

García Cuerva enfatizó que “por eso, como pastor de la arquidiócesis, desde aquí de esta basílica les envío mi bendición. Les pido que especialmente recen por mí para que pueda, como los apóstoles Pedro y Pablo, ser un discípulo en el seguimiento de Jesús, un apóstol en el anuncio del Evangelio, pero siempre pensando en ser pastor de todos, especialmente de aquellos que más necesitan”, informó la agencia AICA.

También detalló que “en la misa de hoy el Santo Padre Francisco me hizo entrega del palio arzobispal, que me va a ser impuesto por el nuncio apostólico en la misa del 15 de julio allí, en la Catedral de Buenos Aires”.

García Cuerva, de 55 años, fue designado por el Papa en mayo pasado como nuevo arzobispo de la arquidiócesis de Buenos Aires en reemplazo de Mario Poli, quien en 2022 cumplió 75 años, la edad del retiro.

Apenas fue elegido por Jorge Bergoglio, el prelado expresó en redes sociales desde Santa Cruz: “Aquí, en la diócesis del fin del mundo, fui aprendiendo a ser obispo diocesano junto al pueblo, soñando juntos una Iglesia hospital de campaña como nos dice el Papa”.

Quién es el nuevo arzobispo porteño

El nuevo jefe espiritual de los porteños, quien pertenece al sector de los denominados “curas villeros” por su trabajo en zonas pobres, nació en Río Gallegos, Santa Cruz.

Estudió Filosofía y Teología en el seminario de San Isidro y fue ordenado sacerdote en 1997, en la catedral de esa ciudad del norte del Gran Buenos Aires, por monseñor Jorge Casaretto.

Es licenciado en Teología con especialización en Historia de la Iglesia, licenciado en Derecho Canónico y abogado.

Entre sus tareas en las villas, se destaca su paso como vicario de Nuestra Señora de la Cava, en San Isidro. También fue capellán de varias unidades penitenciarias y secretario de la Pastoral Carcelaria del Episcopado.

En 2017 el Papa lo nombró obispo titular de Lacubaza (en África) y auxiliar de Lomas de Zamora y en 2019 lo designó obispo de Río Gallegos. En 2021 fue nombrado miembro del Dicasterio para los Obispos del Vaticano.

La ceremonia en Roma

En la ceremonia de este jueves en Italia, el papa Francisco afirmó que “Pedro y Pablo son dos Apóstoles enamorados del Señor, son dos columnas de la fe de la Iglesia”.

Ante la pregunta “¿quién es Jesús en mi vida?”, Francisco respondió que “la respuesta de Pedro se podría resumir en una palabra: seguimiento. Pedro vivió en el seguimiento del Señor”, y “la de Pablo fue el anuncio, el anuncio del Evangelio. También para él todo comenzó por gracia, con la iniciativa del Señor”, indica la información suministrada por AICA y el Arzobispado de Buenos Aires.

Con respecto al palio que recibió García Cuerva, se detalló que “es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos y recuerda la unidad con el sucesor de Pedro”.

“Es una banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad”, se precisó.

La lana “significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes”; el color blanco, “la benevolencia hacia los humildes y penitentes”, añadió la información.

“Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, que significa que el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales -prudencia, justicia, fortaleza y templanza- , teñidas de púrpura por la fe en la Pasión de Cristo”, concluyó la explicación.