Instituciones de crédito no financieras, fintech y ahora también bancos compiten por ofrecer préstamos a usuarios sub bancarizados, personas que a pesar de tener una caja de ahorros a su nombre no acceden a financiamiento bancario y que representan el 70% de la población adulta de la Argentina.
Las dificultades para demostrar ingresos formales, contar con un historial crediticio o las recurrentes crisis económicas llevaron a que la oferta de los bancos se concentrara siempre en un grupo reducido de la población, por lo general asalariado o de un alto nivel adquisitivo.
Sin embargo, el avance de la tecnología, el uso de bases de datos y otras herramientas digitales están permitiendo a instituciones no tradicionales ofrecer préstamos de bajos montos para un porcentaje mayoritario de la población que siempre tuvo pocas opciones para solicitar una tarjeta de crédito o un préstamo personal.
“Pensar que quien no tiene historial de crédito no paga, es erróneo. La persona a la cual se le muestra la confianza de ofrecerle crédito demuestra una gran fidelidad”, aseguró a Télam Joaquín Diz, gerente de riesgos de Ualá.
La fintech que dirige Pierpaolo Barbieri empezó en 2020 a ofrecer créditos de entre $ 3.000 a $ 5.000 a usuarios que pagaban servicios y consumos con la plataforma. Luego, a medida que los clientes van pagando, el saldo vuelve a estar disponible y les mejoran las condiciones: mayores montos y menos tasa.
Este mecanismo, aseguró Diz, es la clave “para darle su primera experiencia a un público no bancarizado” que busca una opción que sea “trasparente y clara”, ya que “la idea es no marear a la persona y cuando quiere, puede cancelar el saldo y que no sea tan ceremonioso sacar un crédito”.
Según una encuesta realizada por la fintech Ixpandit entre sus usuarios, el 57,5% destina los préstamos a cancelar deudas, luego a arreglos de la casa (21,3%), pago de servicios (7,5%), compra de medicamentos (7,5%) y compras en supermercados (6,3%).
“La mayoría son micro préstamos de hasta $ 20.000, con un promedio de $ 5.000. Los grupos etarios más activos en la toma de préstamos son los de 30/39 años (33%) y los mayores de 60 años (33%), seguidos por los de 40/49 (19%), 50/60 (9%) y finalmente lo de 18/29 (6%)”, detalló Florencia Valdés, marketing manager de Ixpandit Fintech Factory.
A nivel país, datos del Banco Central (BCRA) de octubre pasado mostraron que más de seis millones de personas tenían deudas por $ 195.000 millones con fintechs u otras compañías de préstamos no bancarios, de las cuales casi la mitad nunca había accedido a un crédito en una entidad financiera tradicional.
“Solo el 30% de las personas adultas cuenta con financiamiento bancario”, aseguró días atrás el presidente del BCRA, Miguel Pesce, quien reconoció que “es un porcentaje bajísimo” y sostuvo que el crecimiento de esa proporción ampliará la integración financiera.
“La manera de que el sistema crezca no es prestándoles siempre a los mismos”, sentenció Pesce en una charla organizada por la Cámara Argentina de Fintech.
Históricamente dominadas por cooperativas y mutuales de crédito, y por empresas de venta de electrodomésticos, la oferta de créditos no bancarios tuvo en la incorporación de las fintech un sector dinamizador. Aunque representan cerca del 10% del volumen de créditos otorgados, crecieron un 50% respecto del nivel de dos años atrás.
En los últimos dos años la cantidad de empresas que ofrecen créditos no bancarios pasó de 235 a 323 (35%) de las cuales gran parte pertenece al sector fintech: según la cámara del sector, 60 se dedican a préstamos.
“Más que el tipo de empresa, la clave para que el sistema financiero sea más profundo tiene que ver con la tecnología y la educación financiera”, apuntó Martín Solano, CEO de Santander Consumer Argentina, una empresa subsidiaria del banco que lanzó “Todo en Cuotas”, una plataforma online focalizada en ofrecer préstamos a personas no bancarizadas.
En la nueva estrategia del sector bancario frente a un público al que no solían prestarle por la falta de garantías, la tecnología se volvió un actor fundamental para definir el riesgo crediticio de la clientela.
“Tenemos un modelo que se retroalimenta con información propia (machine learning) utilizando inteligencia artificial e información no tradicional como, por ejemplo, geolocalización y referencias comerciales”, explicó Solano sobre el procedimiento para definir la oferta de crédito de $5.000 a $80.000, con un plazo máximo de 18 meses.
De acuerdo con el último informe de Otros Proveedores No Financieros de Crédito del BCRA, los deudores con empresas no bancarias tenían en promedio obligaciones por $ 31.706 con una tasa nominal anual del 84%, muy superior a la que ofrecen los bancos y entidades financieras tradicionales.
En el caso de las fintech, un relevamiento sobre 35 de estas empresas que hizo el BCRA a mediados del 2020 mostró que 77% ofrecían créditos con un Costo Financiero Total (CFT) superior al 150% y, en la mitad de los casos, por arriba de 400% anual.
Esas compañías “exhibieron durante lapsos de tiempo más prolongados tasas nominales anuales promedio ponderado más elevadas en el periodo estudiado”, detalló el informe.
El desafío para el sector, señalan los analistas, es lograr mejorar la oferta y bajando los costos del financiamiento.
“Nuestra tasa nominal anual más alta llega al 90% -dijo Diz- y el promedio es de entre 50 a 55%. El juego no es ganar tasa, sino que nos elijan porque el crédito tiene que ser una herramienta, no algo que te hunda”, concluyó.