Los alimentos volvieron a subir más que la inflación

El rubro de alimentos y bebidas volvió a subir por encima del promedio general de precios en febrero, al ubicarse en el 3,8%, contra una inflación del 3,6%, según informó este jueves el INDEC.

En el primer mes del año, la división que más impacto tiene en los bolsillos de los sectores más postergados había marcado un aumento del 4,8%, un punto por encima de lo registrado en febrero.

Dentro del rubro se destaco la desaceleración de Carnes y derivados hasta 2,8% mensual (vs. 7,9% en enero) por la implementación de acuerdo con frigoríficos y de Frutas hasta 6,7% mensual (vs. 9,7% en enero). De todos modos, aún se trata de variaciones muy altas.

Entre los alimentos que más subieron en febrero, aparecen el tomate redondo (+36,8%); la naranja (+24,1%); la lechuga (+14,9%); la cebolla (+14,7%); la batata (+12,9%); y las arvejas secas remojadas (+10%), y el limón (+9,5%).

Por el contrario, entre los alimentos que bajaron en el segundo mes del año, aparecen, el zapallo anco (-15,9%); el yogurt firme (-9,3%); la manzana deliciosa (-2,7%); el asado (-0,5%), y la papa (-0,1%).

Desde agosto del año pasado la variación mensual de alimentos y bebidas sin alcohol viene superando la del nivel general (con la excepción de noviembre 2020), acumulando una brecha significativa: 30,2% vs. 26,7%. En términos interanuales dicho capítulo creció 43,9% interanual, ubicándose por encima del Nivel general desde octubre de 2018.

Varios factores responden a dicha evolución. Entre ellos destacan, “la mayor depreciación de la cotización oficial (por encima del 3% mensual en los últimos meses), las subas de los precios internacionales y la elevada dinámica de frutas, verduras y carnes”, explicó la consultora Ecolatina.

Mención aparte merece el programa Precios Máximos, que “redujo la dinámica de los precios de consumo masivo en los meses de cuarentena estricta a costa de inflación futura: según nuestros relevamientos el IPC de Consumo Masivo creció 3,3% en febrero, mostrando la mayor variación en más de un año”, agregó la consultora.

Por otro lado, un informe elaborado por el Centro de Economía Política (CEPA) remarcó que los precios de distintos cortes de carne registraron en febrero una desaceleración respecto de los meses precios, al subir 0,5% promedio tras el raid alcista de 2020, mientras que las frutas y hortalizas mantuvieron una alta volatilidad con alzas interanuales superiores al 400%.

Si se analiza desde la incidencia en el IPC-Indec, el peso de la carne oscila entre 7% (GBA) y 13,3% (noreste) sobre el índice de precios, mientras que en el caso de las frutas y verduras, van de representar 3,5% (GBA) hasta 5,1% (noreste y noroeste).

En el caso de la carne, la evolución de las variaciones mensuales en 2020 y comienzos de 2021 reflejan incrementos significativos en enero (7,6%), marzo (5,6%), abril (9,2%), noviembre (7,7%), diciembre (20,2%) y enero (6,3%), pero luego de la fuerte dinámica alcista, en febrero el incremento promedio de los cortes de carne vacuna anotó una fuerte desaceleración, resultando en 0,5%.

Con el objetivo de analizar la evolución de los distintos segmentos de cortes, y se observa, así, que los cortes económicos son los que más aumentaron hasta un 3,7% promedio, junto con el pollo que se encareció 5,7%, mientras que los cortes intermedios y caros han aumentado levemente: 0,3% y 0,5% respectivamente.

Dado que la canasta utilizada para la ponderación incluye una mayor proporción de cortes intermedios, el promedio de aumento de precios resulta de sólo 0,5%, a pesar de la variación de precios de cortes económicos en el orden del 3,7%.

Dado el carácter sustituto del pollo respecto a los cortes vacunos, se destacó que en enero de 2021 un kilo de asado equivalía a 3,7 kilos de pollo, en febrero de 2021, 1 kilo de asado equivale a 3,4 kilos de pollo, lo que refleja un encarecimiento relativo del 12% interanual.

En términos interanuales, es decir respecto a febrero 2020, la variación de precios nominales de la carne (+72,4%) se movió muy por encima de la variación de precios del período (+40% aproximadamente), lo cual implica un encarecimiento de los diversos cortes en términos reales.

En cuanto al seguimiento del mercado de frutas y verduras, en base a los precios mayoristas de los principales productos del Mercado Central de Buenos Aires (MCBA), el informe advierte “una gran volatilidad en la variación mensual de precios vinculada a estacionalidades de los productos, en conjunto con dificultades puntuales en la producción, la cosecha y el clima”.

Durante febrero, las principales variaciones positivas son del tomate (74,6%), la mandarina (62,9%), la naranja (24,4%), y la lechuga (20,9%). Por otra parte, también resalta la caída del zapallo (-27,2%), el limón (26,3%), la batata (-15,8%), y la banana y la papa con caídas del 14 y 13% respectivamente.

Con el fin de apartar la dificultad de la estacionalidad , una comparación interanual arrojó que los principales incrementos se dieron en la naranja (432%), el limón (243%), la batata (210%), la cebolla (204%), la manzana (106%), el zapallo (95%) y la pera (76%).

En el caso del tomate redondo, la lechuga y la banana los incrementos fueron sustancialmente menores (49, 48 y 41% respectivamente), aunque por encima de la inflación del período.

También resalta la baja interanual del precio promedio de la zanahoria (-30%), y el caso de la papa que, si bien tuvo un incremento del 33%, resulta por debajo de la inflación del período, resultando en una leve reducción de precio en términos reales

Por último, desde Ecolatina esperan que los precios de los alimentos “continúen evolucionando por encima del nivel general en el muy corto plazo”. Las frutas y verduras sumado a posibles nuevas presiones sobre el precio de la carne minorista continuarán dinamizando al capítulo, remarcaron. Además, la inevitable y paulatina flexibilización del programa de Precios Máximos para evitar alternativas peores -como el desabastecimiento por rentabilidad negativa- continuaría generando que algunos precios de consumo masivo recuperen parte del terreno perdido.

La elevada inflación y, en particular en alimentos y bebidas, se ha vuelto una de las principales preocupaciones económicas del Gobierno, ya que golpea los sectores de menores recursos a siete meses de las elecciones legislativas de octubre. En este marco, el Ejecutivo está aumentando la presión sobre las empresas del rubro para controlar/acordar menores aumentos de precios.