La ciudad de San Pablo, la mayor urbe de Brasil y Sudamérica y uno de los focos de la pandemia, anunció el regreso, a partir del 7 de octubre, a las clases presenciales convencionales en la educación superior y universitaria, y de las actividades de apoyo y extracurriculares en jardines y escuelas primaria y secundaria.
En Río de Janeiro, en cambio, la autorización para el regreso presencial a las facultades fue determinada anoche por el Tribunal Regional de Justicia, la máxima instancia regional, aunque por el momento no existe instrumentación de la medida.
El regreso es obligatorio apenas para la comunidad universitaria y terciaria pero no para los alumnos que no quieran asistir a las clases de cursos extras o de apoyo tanto en escuelas públicas como privadas a partir del 7 de octubre.
“Ya no tiene más sentido que no se pueda dar clases presenciales en las universidades”, dijo Covas en conferencia de prensa.
Las clases presenciales obligatorias en escuelas primarias y colegios podrán retornar -están suspendidas desde fines de marzo- a partir del 3 de noviembre.
San Pablo es la ciudad donde el 26 de febrero se detectó el primer caso confirmado en América Latina.
El estado de San Pablo, el más rico y poblado de Brasil, es el epicentro de la pandemia en el país, con más de 33.000 muertos.
Covas informó que el más reciente estudio serológico indicó que 244.000 alumnos de la red pública y privada ya tuvieron contacto con el virus, entre ellos 66% en forma asintomática.
El estado ya posee un 20% de los municipios, los pequeños y alejados de las grandes ciudades con clases presenciales restringidas.
En Brasil, las clases presenciales dependen de que cada municipio cumpla las exigencias de los estados (provincias): reducción de contagios en cuatro semanas y ocupación reducida de las camas de terapia intensiva.
Desde Julio, la ciudad de San Pablo está reabriendo actividades a tal punto que actualmente se instrumentaliza el regreso a la actividad de cines, teatros y circos.