Recesión y desempleo sera el impacto económico del aislamiento

Terreno desconocido. La economía argentina deambula por estas horas de una sinuosa realidad. La decisión del Gobierno nacional de extender la cuarentena le impone a gran parte de la ciudadanía la titánica tarea de la subsistencia sin las herramientas propicias para ese menester. Esto parece decantar un escenario dantesco de proporciones inéditas. Oferta y demanda lucen heridas de muerte y quizás el dato más preocupante es que los sectores más afectados por las medidas de “Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio” son más intensivos en empleo que los no afectados.

Según estimaciones de la consultora Analytica, el 64% de los aproximadamente 19 millones de trabajadores de la Argentina, unos 12,1 millones de personas, están en riesgo de perder sus empleos. Dentro de ese grupo “en riesgo”, hay un subgrupo de “muy alto riesgo”, unos 5,5 millones de personas que se desempeñan fundamentalmente como trabajadores informales, monotributistas y autónomos. En este universo, se cuentan, sigue el informe, tres millones de trabajadores “no registrados ni bancarizados”, un millón y medio de monotributistas, medio millón de trabajadores de casas particulares y otro medio millón de trabajadores autónomos, que comenzarán a recibir ayudas directas del Gobierno, mediante el pago de una suma directa de 10.000 pesos durante el mes de abril. Según la consultora, esta medida es insuficiente para afrontar la magnitud del desafío.

Según un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), casi el 50 % de los consultados estima que el porcentaje de caída de facturación en las ventas será superior al 75 %; mientras que un 19 % prevé una caída de entre el 51 % y 75 por ciento. Si medimos el impacto negativo en cantidad de meses, se estima que alrededor del 68,1 % de los consultados no podría sobrevivir más allá de tres meses.

Para la firma Ecolatina, el “golpe a la oferta” es más complejo de lo que podría estimarse a priori. Eso es así porque los servicios “no esenciales” no podrán operar en los días que dure la medida de excepción. La economía “esencial” también se deteriorará, por un lado por los servicios que de todas maneras pierden gran parte de su actividad aunque puedan funcionar (combustibles), y por otro operan con grandes restricciones aun cuando puedan abrir sus puertas.

Sin embargo, el shock no terminará con la cuarentena. En primer lugar, varias familias cuyos ingresos provienen de la actividad cuentapropista y/o la economía informal que verán restringidas sus posibilidades de consumo, producto de la caída de ingresos que les produce la cuarentena. En igual sentido, muchas personas tendrán miedo a perder el empleo o a enfermarse, lo que las llevará a tener un ahorro precautorio, reduciendo aún más la demanda general en el corto plazo.

“Se trata de un círculo vicioso de menos demanda, menos empleo, más temor y otra vez menos demanda, profundizando el ciclo negativo”, sostienen en Ecolatina.

Es que a diferencia de lo que ocurre en otros países donde al desplome de la demanda del sector privado se lo combatió con políticas contracíclicas (política fiscal, monetaria o de ingresos), en la Argentina, con déficit fiscal -primario y financiero- y un sector público tratando de reestructurar su deuda para evitar el default, la principal fuente de financiamiento de una política expansiva es la emisión.

“La frágil situación social y la recesión que atravesamos desde 2018, sumado a una cadena de pagos en constante tensión y una elevada porción de la economía en el sector informal que quedará casi sin ingresos frente al cese de actividades “no esenciales”, llevaron al gobierno a adoptar ciertas políticas expansivas, aun consciente de las fragilidades antes destacadas”, sostuvo el informe.

El Gobierno viene de anunciar un plan que costará “solo” 2% del PBI, de los cuales 1 p.p. se financiará con emisión y el punto restante, que serán préstamos a tasas bajas para adquirir capital de trabajo, se solventará con liberación de encajes de los bancos comerciales.

Para las consultoras, la respuesta oficial solo buscará atenuar la caída de la actividad, mas no revertirla, quedando muy lejos de los planes de los países desarrollados.

La dinámica del efecto de la cuarentena y las medidas de aislamiento sobre la actividad económica y el empleo es potencialmente explosiva. Analytica hace un ejercicio: supone un 10% de los 5,5 millones del grupo de “alto riesgo” que pierda su actividad principal y busque activamente un nuevo puesto de trabajo (esto es, que sea registrado como tal por las estadísticas del Indec), la tasa de desempleo aumentaría 3 puntos porcentuales. Teniendo en cuenta las últimas cifras conocidas, esto significaría un aumento del 8,9 al 13% en la tasa de desocupación.