Argentina exporta el 80% de su producción de soja, destacándose por agregar valor a la oleaginosa, un diferencial frente a otros países. Aunque el perfil exportador es predominante, la soja también tiene un rol clave en diversas industrias del mercado interno.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el complejo sojero se mantiene como el principal sector exportador del país, abarcando productos como granos, harina, aceite y biodiesel.
Para la campaña 2023/24, la producción nacional de soja se proyecta en 50 millones de toneladas, complementada con 7,2 millones de toneladas provenientes de importaciones temporarias. De este total, el 9% se exporta como poroto de soja sin procesar, el 79% se destina al “crush” (proceso industrial de molienda) y el 12% restante se utiliza en el mercado interno para semillas, alimentos balanceados y otros usos.
En cuanto al aceite de soja producido en Argentina, el 70% se destina a la exportación, el 17% se utiliza para la fabricación de biodiesel y el resto se consume principalmente en el mercado interno. Del biodiesel producido, casi la mitad (48%) se exporta, mientras que el 52% restante (0,75 millones de toneladas) se emplea localmente, consolidándose como un insumo clave para la matriz energética nacional.
Perfiles exportadores de Argentina, Brasil y Estados Unidos
El comercio internacional de soja muestra diferencias significativas entre los principales países exportadores. Brasil y Estados Unidos destacan por priorizar la exportación de poroto de soja sin procesar, con Brasil liderando en este segmento al destinar el 68% de su producción a este tipo de exportación.
En cambio, Argentina se especializa en exportar subproductos como harina, pellets y expellers de soja. Tras la recuperación de la sequía de la última campaña, el país ha vuelto a ocupar el primer lugar como exportador mundial de harina de soja, recuperando el liderazgo que había perdido frente a Brasil.
En comparación con la campaña 2014/2015, durante la última década Brasil ha incrementado notablemente su producción de soja, consolidando su perfil como exportador de poroto. En aquel entonces, la relación entre exportaciones y producción total de soja en Brasil era del 69%, 15 puntos porcentuales por debajo del nivel actual.
Por su parte, Argentina muestra un estancamiento relativo en términos productivos, aunque se destaca por el valor agregado que aporta el complejo sojero, enfocándose en la exportación de productos procesados como aceite y harina, en lugar de limitarse al poroto sin procesar.
Un hito reciente para el país fue el desempeño récord de las exportaciones de aceite de soja en octubre, que alcanzaron niveles no registrados en los últimos 17 años. Este resultado convirtió a octubre en el mes más destacado de la campaña actual y marcó solo la segunda vez en la historia que se logra un hito similar.
En Estados Unidos también se observó un crecimiento en la producción de soja en esta década, aunque en menor medida que en Brasil. Sin embargo, su ratio de exportaciones sobre producción total, que era del 59% en la campaña 2014/2015, ha disminuido 4 puntos porcentuales hasta la actualidad.
Respecto a la recuperación de las exportaciones agroindustriales argentinas en 2023, luego de la sequía, los avances son significativos. Según la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), que representan el 48% de las exportaciones del país, las empresas del sector liquidaron en noviembre u$s1.999 millones, un aumento del 99% interanual, aunque con una caída mensual del 21%. Al comparar los primeros 11 meses de este año con el mismo período del año anterior, se observa un incremento del 25%.
