Según la querella, Visa cobra cerca de 8.000 millones de dólares anuales por el uso de su red en Estados Unidos sobre el volumen total procesado. Globalmente, Visa procesa 12,3 billones de dólares en pagos al año.
El Departamento de Justicia denuncia que Visa impone acuerdos que son excluyentes a comerciantes y bancos, y penaliza así a los clientes que utilizan otras redes de débito o sistemas de pago alternativos.
Además, señala que Visa busca neutralizar potenciales amenazas a su dominio del mercado por parte de empresas tecnológicas y startups, mediante acuerdos de asociación en lugar de permitirles competir directamente.
Visa impone mínimos de volumen a procesar y de este modo castiga a negocios y bancos por usar a competidores, incluso cuando sus rivales ofrecen precios más bajos, sostiene.
A través de estas tácticas, Visa mantiene una “enorme fosa” de protección alrededor de su negocio, lo cual le permite sacar jugosas ganancias, agrega el texto.
En una declaración, la asesora jurídica de Visa, Julie Rottenberg, calificó como “sin mérito” la acción legal. Además, rechazó que Visa ejerza un monopolio, y describió el mercado de tarjetas de débito como “un universo en permanente expansión, de compañías que ofrecen nuevas formas para pagar por bienes y servicios”.
“Cuando negocios y consumidores eligen Visa, es por nuestra red segura y confiable, (nuestra) gran protección contra fraudes, y el valor que ofrecemos”, añadió Rottenberg. En Wall Street Visa cayó duramente, 5,49%, luego del anuncio de la demanda.