¿Qué es el yihadismo? ¿una organización ‎o una ideología?‎

La expansión de la Hermandad Musulmana en Occidente y en algunos países árabes ‎no debe impedirnos ver su retroceso en otros lugares. Esta organización política ‎secreta, que promueve una visión falsa del islam, controla el conjunto del movimiento ‎yihadista. Vinculada a los servicios secretos británicos desde finales de la ‎Segunda Guerra Mundial, la Hermandad Musulmana también se relaciona con Israel ‎desde 1977. La prensa muestra ‎como Benyamin Netanyahu, promotor de una visión política del judaísmo, utiliza ‎dos discursos diferentes, según el interlocutor que tenga enfrente.

Un artículo publicado en el semanario conservador británico The Spectator [1] ha sido repercutido en Twitter por el ministro de Exteriores de Emiratos ‎Árabes Unidos y por el primer ministro de Israel. Ambos vieron en ese artículo un reconocimiento ‎a sus esfuerzos, a pesar que estos son muy diferentes. ‎

The Spectator señala que la religión judía encuentra ahora reconocimiento en varios Estados ‎árabes, donde antes estaba prohibida. Según ese semanario, esa evolución está determinada por ‎el rechazo hacia la ideología de la Hermandad Musulmana, a raíz del fracaso de las “primaveras ‎árabes”. The Spectator relaciona lo anterior con el retroceso del islam en los países árabes –‎en junio pasado el Barómetro Árabe anunció que, según un sondeo realizado entre ‎‎25 000 árabes de 12 países, la cantidad de personas que se declaran “no religiosas” pasó de un ‎‎8 a un 13%. Esa proporción alcanzaría incluso un 18% entre los árabes de menos de 30 años. ‎

Para el ministro emiratí de Exteriores, Abdullah ben Zayed Al-Nahyan, la aceptación del judaísmo es una consecuencia de la política ‎de su país: en Emiratos Árabes Unidos se ha creado un ministerio de la Tolerancia que organiza ‎todo tipo de iniciativas para mejorar el conocimiento, la comprensión y la aceptación de las ‎demás religiones. Emiratos Árabes Unidos se sitúa así dentro de la tradición de su población de ‎pescadores y comerciantes, vinculada a la India y a las múltiples religiones de ese país. ‎Es por ello que Emiratos Árabes Unidos se implicó en una lucha implacable contra la Hermandad ‎Musulmana, lo cual acercó los Emiratos a Siria, donde los emiratíes acaban de reabrir ‎su embajada. ‎

Pero Benyamin Netanyahu no ve las cosas de la misma manera. Para él, la aceptación del ‎judaísmo equivale a aceptar el Estado de Israel, que –por voluntad del propio Netanyahu– se ha ‎convertido, según la ley aprobada por el parlamente israelí, en un «Estado judío». Esa ley ‎discriminatoria ha concitado el rechazo de una gran parte de la opinión pública israelí, incluyendo ‎a las minorías musulmanas, la minoría drusa y la minoría cristiana. Avigdor Lieberman hizo saltar ‎en pedazos la mayoría parlamentaria precisamente rechazando que los partidos religiosos estén ‎representados en el gobierno. Hace ya un año que los electores israelíes se dividen entre, por un ‎lado, el grupo de los que se definen como «judíos» y se alinean tras Benyamin Netanyahu y ‎el grupo de los que se definen como «israelíes» y se identifican con Benny Gantz. ‎

Es difícil pasa dejar de mencionar el hecho que Israel apoyó a al-Qaeda desde 1977, entregándole todo ‎el armamento que ese grupo yihadista utilizó en Afganistán, y que también apoyó el Emirato Islámico (Daesh) a partir de la transformación de ese otro grupo yihadista, en 2014. ‎Tampoco debemos olvidar que Israel creó el Hamas, rama palestina de la Hermandad ‎Musulmana, para utilizarlo contra Al-Fatah, la organización palestina laica de Yasser Arafat. ‎

Emiratos Árabes Unidos, por el contrario, después de haber seguido el ejemplo de Arabia Saudita, ‎puso fin a todo contacto con la Hermandad Musulmana en 2016, año de la creación del ‎ministerio emiratí de la Tolerancia –o sea, antes del discurso del presidente estadounidense ‎Donald Trump contra la creación de Estados yihadistas. Anteriormente, Emiratos Árabes Unidos ‎había respaldado a los yihadistas en Siria. También mantuvo vínculos con el partido de la ‎Hermandad Musulmana en Yemen, hasta el año 2017. Pero actualmente, los emiratíes han ‎cambiado radicalmente su política hacia la Hermandad Musulmana. Y no lo hicieron presionados ‎por la Casa Blanca sino por voluntad propia. ‎

The Spectator confunde la acción de Emiratos Árabes Unidos a favor de la paz y contra la ‎Hermandad Musulmana con las maniobras de Benyamin Netanyahu por hacerse con el control del ‎Medio Oriente ampliado y del Sahel africano a través de la Hermandad Musulmana. En medio de ‎esa confusión, The Spectator entierra rápidamente la causa palestina. Tampoco ve que Emiratos ‎Árabes Unidos optó por abrirse no sólo al judaísmo sino a las demás religiones, principalmente al ‎cristianismo al recibir al papa Francisco, en febrero de 2019. ‎

The Spectator no ve la diferencia entre la lucha contra la Hermandad Musulmana como ‎organización –la lucha actual de Arabia Saudita– y la lucha simultánea contra esa organización y ‎contra su ideología, que es la lucha actual de los emiratíes. ‎