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Domingo, noviembre 24, 2024
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La inflación no cede y las reservas no crecen

Esta semana se conocerá la inflación de julio. Se ha trabajado mucho en el análisis de la dinámica de la inflación, pero poco en relación con la economía real. Lamentablemente no hay modo de medir la magnitud de las distorsiones que hoy actúan en el sistema económico argentino, para determinar de ese modo la causa-efecto que existe entre los sectores monetario y real de la economía.

La inflación de las góndolas no cede. La remarcación es un deporte nacional, que afecta al consumidor. El guarismo mensual (IPC) está bajando, pero desde donde fue elevado por el mismo gobierno al principio del mandato. El peor registro mensual de la administración anterior fue en noviembre 2023, con 12.8%. El peor registro de la administración actual, fue en diciembre 2024, con 25.5%. En enero fue 20.6%, febrero 13.2%, marzo 11%, abril 8.8%.

La “Inflación núcleo o Core Inflation” en cambio, no ha caído en los últimos meses, y no baja de 5% desestacionalizada. La inflación básica, núcleo o “core”, es la variación de los costos de los bienes y servicios, pero no incluye los de los sectores de alimentos y energía. En EE.UU., esta medida de inflación (core) excluyó estos artículos porque sus precios son mucho más volátiles. Ha sido una traza estadounidense de distorsión de la realidad más sofisticada que los de los paises latinoamericanos.

La inflación de la Ciudad de Buenos Aires fue de 5.1% en julio, dato que puso dudas acerca de la verosimilitud de la estimación optimista del gobierno nacional de llegar a 1% en septiembre. El dato se ha dejado ver, una semana antes que el INDEC informe el IPC a nivel nacional y, si el gobierno vaticinó bien, este número sería el más bajo del año, que se espera sea cercano al 4% mensual.

Tratando de alcanzar el 1% de inflación mensual en septiembre 2024, el gobierno está procrastinando aumentos tarifarios.

Hay inflación reprimida. Si no fuera gobierno LLA, seguramente se hablaría de la existencia de “inflación reprimida”, debido a los semi congelamientos de tarifas de luz, gas, transporte y, al atraso cambiario de la “tablita Caputo”.

En julio, se detuvieron las subas de la energía domiciliaria y de la actividad económica. En agosto se zanjó la discusión interna, adaptando un ligero avance sobre el impuesto a los combustibles, para evitar la influencia sobre inflación y, el reajuste será del 3%. Además, se dispuso una tenue mejora en los precios de la iluminación y calefacción domiciliaria, del 4%. A partir del 12 de agosto escala el boleto de colectivos un 37%. En el enfoque del gobierno, continua, aunque no parezca, la suma de inflación reprimida en el transporte público del AMBA, con un público que estaría pagando una fracción muy baja del precio total del suministro de la prestación, o directamente no podría llegar a la ciudad a trabajar.

Concretamente, la inflación sigue siendo alta (alrededor de 4% mensual), el doble de la peor inflación del gobierno de Cristina Kirchner. Lo malo es que la inflación núcleo, no queda descendiendo y seguramente el ministro y el presidente, hayan sido excesivamente confiados al entregar un pronóstico de 1% mensual para septiembre.

Por otra parte, la política cambiaria que contribuye a detener los aumentos en la tasa de inflación, mediante el crawling peg de 2% mensual, ya adelantaron que bajará y no subirá, marchando al 1%. Esta jactancia no ayuda con la necesidad de sumar divisas al BCRA. Los exportadores no liquidaran.

La intervención en el (CCL) Contado Con Liquidación, redujo la brecha sacrificando reservas, para neutralizar los pesos retenidos por compra de dólares en mayo 2024, que fueron alrededor de $ 2.5 billones. La reducción del plazo de pago de las importaciones que paso de 4 a 2 asignaciones mensuales, alienta la demanda de dólares y ayuda a neutralizar pesos, a cambio de bajar reservas.

La suba del riesgo país en primer lugar, obedece a factores externos, ya que la Argentina es muy vulnerable, como vimos el lunes, a los shocks exógenos; sobre todo ahora que se anticipa una clara recesión estadounidense con aumentos de pedidos de subsidios de desempleo, caída de las acciones tecnológicas, pero también por la merma de reservas propias, y las dudas que presenta el riesgo de insolvencia fiscal intertemporal, debido a los 80 billones de pesos (80 mil millones de dólares oficiales) que vencen en 12 meses, entre el segundo semestre 2024 y el primer semestre 2025.

Si bien el ministro Caputo informó a los bancos que ya posee todos los dólares necesarios para el pago de los cupones de interés de los bonos hard dólar de enero 2025, que son unos u$s1.717 millones, aún no constaría que hayan sido depositados en The Bank of New York Mellon Corporation, usualmente conocida como BoNY Mellon, una corporación bancaria multinacional estadounidense de servicios financieros. Los pagos de julio 2025 de u$s 1.705 millones, por ahora son una promesa de que se comprarán con el superávit comercial que experimentara el sector externo durante el mismo plazo con un superávit fiscal, supuestamente asegurado.

En cambio, (si consiguen lo que están gestionando en voz baja) estaría asegurado el pago del principal de enero 2025 por u$s 2.900 millones y, de julio 2025 por otros u$s 2.900 millones, también enero 2026 por u$s 2.950 millones. Todo esto con un repo con el Banco de Pagos Internacionales (BIS en inglés: Bank for International Settlements) con garantía del oro de la controversial y secreta salida del BCRA, más un swap de bancos extranjeros. De todos modos, esto no es oficial, ni se han dado las mínimas explicaciones necesarias.

Ayudarán fondos de organismos multilaterales de crédito por u$s 1.200 millones en agosto 2024, del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) ya ingresaron u$s 650 millones esta semana, más el remanente del FMI. El gobierno tiene puesta su esperanza y presume un ingreso de dólares de 12.000 millones por el blanqueo.

Se consumió la devaluación competitiva más importante de la historia de diciembre 2023, por 118%. Con más crawling peg y todavía con la inflación declinando el tipo de cambio real multilateral continuaría apreciándose. Se absorbió el alivio que procedió del pago diferido de importaciones que proporcionó la recuperación de reservas internacionales, lo cual desmejoró a causa de la progresión del programa de pagos.

En junio se esfumó el dominante superávit de cuenta corriente caja y dio negativo, se interrumpió la acumulación de reservas cuyo déficit se multiplicó por 4 veces en julio. Desde entonces se hundieron en u$s 2.648 millones, afectando más que nada, las RNI (Reservas Netas Internacionales). Sorprendente, pero de los u$s 17.000 millones que el BCRA compró a partir de la actual administración, solo pudo retener el 30%. Entonces, tipo de cambio valorarizándose, una creciente demanda de dólares en el mercado único y libre de cambios, las reservas netas podrían finalizar en el año con reservas netas negativas por encima de u$s 10.000 millones.

Afrontando eminentes vencimientos de deuda externa y desplome de reservas el propósito de intento de tranquilizar los mercados con picardía financiera podría no ser lo bastante eficiente. Las medidas que intentan fortalecer el objetivo de disminución de la inflación y la brecha cambiaria de los diversos dólares, no resuelven el problema de la apreciación del peso y no vigorizan el stock de reservas del BCRA, con lo cual se aleja el cumplimiento de la promesa de salida de cepo Macri-Lacunza. Nunca es la forma de reducir la prima de riesgo país, la magia financiera. Sumemos que aun el cumplimiento de la meta del tercer trimestre del año, parece difícil de lograr, cuando tácitamente, se tomaba una disminución de las reservas brutas de u$s 3.000 millones y de las reservas netas de u$s 2.200 millones.

La vulnerabilidad de la economía de Milei, extremadamente dependiente del blanqueo y del ingreso de capitales, queda muy expuesta al humor de los mercados. Hay que tener presente desde ahora, los efectos inmediatos del primer shock gatillado este lunes negro, donde cayeron los bonos hasta 12%, el riesgo pais traspaso los 1700bp, los dólares se dispararon aun vendiendo el BCRA; porque el próximo shock, puede aparecer por el temor a una recesión en los EE.UU., y una crisis eventual de algún país emergente ante el efecto en la situación del comercio internacional. Si eso sucediera, se podría desplomar del todo el interés por los activos argentinos, y el pais sería disciplinado por los mercados y los organismos multilaterales, antes que Trump (si sale vencedor del empate técnico con Kamala Harris), le arrima el hombro al presidente Milei.

En un contexto adverso, la Argentina enfrentaría huida de activos argentinos y dolarización de portafolios de lo que quede, en un contexto en que el BCRA se encuentra limitado para utilizar divisas, con el fin de frenar el dólar, por el restrictivo nivel de reservas internacionales netas y, el acuerdo con el FMI, que no ofrece dinero para para formación de activos externos.

El problema es que, en caso de otro shock exógeno, el tipo de cambio real no alcanza para tranquilizar el mercado de cambios, y a ello se le suma la devaluación del 13% del real y la baja del precio de 10 % de las commodities, el aumento de los spreads de tasa en los bonos de los países emergentes, la apreciación del dólar frente a otras monedas y una caída en los términos de intercambio.

El faltante de divisas en la Argentina no es un problema coyuntural que pueda resolverse con medidas sagaces, se trata en realidad, de un problema severo de índole estructural, llamado “restricción externa” cuando crece la economía y, “escasez de divisas” cuando el tipo de cambio no ayuda al exportador. Recuerde, los argentinos pensamos y ahorramos en dólares, con lo cual cada vez que se termina la bicicleta financiera y “nos caemos del mundo” (Argentina se cayó en enero de 2018), vuelve a reaparecer el problema del faltante de dólares. La actual penuria con los dólares no es una eventualidad, es el sesgo anti industrial, de valorización financiera, y las accidentales y recurrentes estrategias para afrontar este azote, permanentemente tiene consecuencias de largo plazo.

La merma en las importaciones tiene que ver con la recesión, pero hoy no ayuda la caída de los precios internacionales de las commodities, pudiéndose estrechar el balance de divisas. Si todo sigue en la misma dirección, se producirán desequilibrios en la cuenta de capital, por los vencimientos de los pagos de la deuda, los intereses y la fuga de capitales.

(*) Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros, @pablotigani

FUENTE: AMBITO FINANCIERO

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