En 2017 fue elegida para ocupar un escaño en el senado, lo que la posicionó como la única mujer afroestadounidense con un cargo dentro de la cámara alta del Congreso de Estados Unidos.
Por ese entonces, Harris presionó para lograr un acuerdo que proteja de la deportación a aquellos inmigrantes que llegaron al país sin documentos cuando eran niños, un grupo conocido como los Dreamers (Soñadores).
Además presentó un proyecto de ley para dar a las familias de bajos ingresos pagos en efectivo y créditos fiscales para ayudar a combatir el estancamiento salarial y el aumento de los costos de la vivienda, y fue una firme defensora de las reformas de la justicia penal.
Como senadora demócrata fue crítica con el gobierno de Trump y participó de las manifestaciones por el racismo y la brutalidad policial tras la muerte de George Floyd.
Además exigió una reforma policial en el Congreso y apoyó la protección para los inmigrantes indocumentados y la reducción de impuestos para las clases media y trabajadoras.