El detalle del informe
Aunque en 2023 se registró un aumento del 7% en el consumo de carne vacuna, alcanzando los 52,4 kilos por persona al año, esta tendencia no se ha mantenido. Por el contrario, el precio real de la carne, una vez descontado el componente inflacionario, ha experimentado una disminución promedio del 7% anual.
Rosgan advierte que, a pesar de la estabilidad de los precios reales de la carne vacuna, la menor oferta aparente para el mercado doméstico indica que los consumidores están resistiendo nuevos aumentos de precios, aunque esto implique limitar su ingesta de carne vacuna.
El informe también proyecta que, a pesar de la subida estacional en los precios de la carne que suele ocurrir de marzo a junio, la oferta total será considerablemente menor este año debido a las condiciones de sequía. No obstante, se espera que los precios se mantengan relativamente estables.
La competencia de otras carnes más económicas, como el pollo y el cerdo, ha aumentado, ganando cada vez más participación en la ingesta total de carne.
Respecto a la decisión de la Secretaría de Comercio de reducir los impuestos a la importación de alimentos y productos básicos para disminuir los precios, Rosgan anticipa que aunque no se espera un impacto directo en la carne vacuna, sí se sentirá el efecto de una mayor oferta de otras carnes, especialmente el cerdo, cuyos precios más bajos están generando una competencia fuerte en los mostradores.