En una entrevista con Télam, la secretaria de Asuntos Estratégicos dijo que la dolarización de la economía -que impulsa el candidato a presidente Javier Milei- podría “generar una explosión económico social”.
La secretaria de Asuntos Estratégicos, Mercedes Marcó del Pont, afirmó que las medidas implementadas por el Gobierno apuntan a “superar las históricas restricciones externas”, lograr “la deseada estabilidad de precios” y contar con una cesta de exportaciones diversificada que no tenga como único eje al sector agropecuario, con mayor valor agregado, y llevar adelante “una transformación tributaria más progresiva”.
En un reportaje con Télam, la ex titular del Banco Central advirtió también que la dolarización de la economía -que impulsa el candidato a presidente libertario Javier Milei- podría “generar una explosión económico social” y alertó que una ruptura con los principales socios comerciales “sólo lograría que los dólares genuinos desaparezcan del escenario”.
Marcó del Pont, quien también se desempeñó como titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), está al frente en la actualidad de la cartera nacional encargada de diseñar proyectos estratégicos transversales a las distintas áreas de gobierno, para la implementación de las políticas públicas.
A continuación los principales tramos de la entrevista con Télam:
-¿Por qué la Secretaría consideró necesario desarrollar una Estrategia Nacional del Hidrógeno?
-A nivel global está ocurriendo una transformación tecno-productiva muy relevante en torno a la transición energética en respuesta a la crisis climática, al estilo de la última revolución industrial y en el marco de una pulseada entre Estados Unidos y Oriente para lograr la hegemonía tecnológica y productiva.
Hace más de una década hay un proceso de desandar esta globalización neoliberal que se vivió desde principios de los 80 y en esa relocalización de la inversión, el tema de la transformación de economías basadas en el uso de energía de fuente fósil por fuentes limpias o renovables tracciona una transformación.
Entonces, hay dos cuestiones muy importantes para los intereses de la Argentina. Para viabilizar esa transformación se requieren recursos naturales críticos que los países centrales no disponen plenamente. Y se necesitan también capacidades tecnológicas e industriales en torno al desarrollo de la economía del hidrógeno en torno a la electromovilidad.
Entonces, lo que estamos viendo es que la transición energética es una oportunidad si Argentina despliega las políticas para integrarse en este proceso, no como un simple productor y exportador de recursos naturales, sino a partir de participar en todas los eslabones de las cadenas de producción e industrialización.
-¿En esa transformación tecno-productiva cuál es el rol del Estado, por qué se discute tanto hoy en la Argentina?
– El neoliberalismo es viejo porque el mundo está yendo en otro sentido, donde el rol que asume el Estado en materia de impulso de políticas industriales, de intervenciones, de fijación de prioridades para generar que los empleos vuelvan dentro de sus fronteras nacionales. Lo que reapareció plenamente es la política industrial, lo que se ha dejado a un lado es la lógica del libre mercado. Entonces, los referentes de la oposición en qué mundo se quedaron con propuestas acerca de retirar el Estado en una apertura unilateral, con cosas que ya se probaron y fracasaron?. En Argentina nos llevaron a las crisis más profundas, como fue la dictadura o la década de los 90 o el fracaso de los cuatro años de neoliberalismo del macrismo.
Nosotros advertimos que es muy ahistórico el planteo de (Javier) Milei y también del Pro.
-Usted fue presidenta del Banco Central por espacio de poco más de tres años ¿Cómo analiza el planteo de dolarización de la economía?
-Es poco serio. Todos esos planteos son absolutamente inconsistentes, tanto el de la dolarización como el de romper relaciones con nuestros socios comerciales. La dolarización planteada como está podría generar una explosión económico social de la Argentina y una situación de crisis tras crisis. Así como la dolarización es tirar la llave de las posibilidades de ser una Argentina desarrollada, inclusiva, igualitaria, en el caso de romper con el Mercosur o de romper relaciones con China, sería plantearle a la sociedad, a los trabajadores de todas las industrias, que todo lo que se está generando de dólares genuinos desaparezca del escenario. Ya nadie más habla en el mundo de comunismo y anticomunismo, en todo caso las pulseadas geopolíticas se están dando a través de una guerra fría tecnológica productiva y en un mundo absolutamente integrado. Entonces, creo que todos los planteos que está haciendo un candidato están reñidos con el sentido común y son eslogan marketineros y nada más, porque no tienen ningún tipo de asidero.
-¿Ese discurso no encuentra fortaleza en los problemas actuales de la economía?
– Lo que nosotros necesitamos es plantear estrategias y políticas que nos permitan avanzar en el desafío de recuperar nuestra propia moneda. Y devolverle las funciones que fue perdiendo a partir de estos procesos de inestabilidad recurrente que no está vinculada al Banco Central que emite mucho o al déficit fiscal, sino a la famosa restricción externa. En su momento el macrismo decidió que el Banco Central dejará de financiar al Tesoro, redujo el gasto para buscar mejorar el superávit fiscal y se topó con la crisis externa después de haberse endeudado con el Fondo y con el sector privado. Se quedó sin dólares. Y ahí tuvo lugar todo el proceso de aceleración inflacionaria, a partir del año 2018.
Entonces cuando planteamos nuestras políticas estamos hablando de un país que va a tener una menor dependencia respecto a las materias primas agrícolas, va a tener una cesta de exportaciones más diversificada, va a poder exportar mayor valor agregado e internamente va a generar más empleo de calidad, que es lo que necesitamos.
-¿Qué escenario encontrará el próximo gobierno en 2024?
-Muchas de las condiciones que afectaron el año 2023 no van a estar. De hecho ya el sector energético está en equilibrio y se supone que va a ser superavitario. El año que viene vamos a tener una buena cosecha, van a ir madurando muchos de los proyectos en litio, y el aporte de los servicios de alta tecnología que también exportan. Va a ser un año con mejores condiciones para lograr la deseada estabilidad de precios que el conjunto de la sociedad le está reclamando al gobierno. Estabilizar sin dólares es muy difícil, y muchas de las medidas que está tomando Sergio Massa son compromisos que marcan lo que se busca hacia futuro. Son todas políticas para compensar el shock inflacionario que tuvimos estos últimos meses pero también es un horizonte de transformación tributaria que aspira a ser más progresivo.
-¿Cómo se debe encarar esa transformación tributaria?
-Va ser importante buscar una carga tributaria más progresiva, gravando más a los sectores de mayores ingresos. No es porque pensemos que los impuestos son algo perverso, porque es la forma más genuina de financiar las políticas públicas. El tema es de dónde se recaudan esos impuestos y cómo se le reduce la carga a los sectores más débiles o de menores ingresos y se le aumenta a los sectores de mayor capacidad contributiva. En estos días se han dado muchas señales de cuál es el paradigma tributario que se está buscando, y por eso se está planteando que el año que viene también vamos a estar en condiciones de reducir el desequilibrio fiscal, no a través de la reducción del gasto público, de la inversión pública, de las políticas de impulso al trabajo y a la industria, de las políticas que subsidian a los sectores más vulnerados, sino fundamentalmente mejorando la recaudación a partir de hacerla más progresiva y a partir de una economía que vuelva a crecer.
El año que viene también vamos a estar en condiciones de reducir el desequilibrio fiscal, no a través de la reducción de la inversión pública, de las políticas de impulso al trabajo y a la industria, de las políticas que subsidian a los sectores más vulnerados, sino fundamentalmente mejorando la recaudación a partir de hacerla más progresiva y a partir de una economía que vuelva a crecer.