Un 74 % de los productores agropecuarios estima que su situación mejorará en los próximos meses, a partir de las condiciones climáticas favorables que se prevén para la campaña de trigo 2023/24.

El dato surge del Índice de Confianza de los productores agropecuarios, medido por el Ag Barometer Austral de la Universidad Austral, que en su edición de mayo reflejó una mejora del 21% con relación a marzo de este año. No obstante, a nivel interanual, ese Índice se ubicó un 15% por debajo de mayo de 2022.

Esa casa de estudios explicó que la suba se basa exclusivamente en el “índice de expectativas futuras”, que alcanzó un valor de 120 y fue de los más altos de la serie: no se daba un indicador por encima de 100 desde julio 2019, previo a las PASO de ese año.

Como contrapartida, el “índice de condiciones presentes” registró un deterioro con relación a la medición de marzo pasado (31 versus 35), que se acentúa si se lo compara con la situación de un año atrás (31 versus 97).

Las condiciones presentes reflejan los malos resultados de la campaña reciente, producto de la sequía que impactó en los niveles de producción y en el ingreso de los productores, según la Universidad Austral.

Además, de acuerdo con el relevamiento, el clima y la incertidumbre política representan los mayores desafíos y preocupaciones para los próximos 12 meses, seguidos muy de cerca por la falta de financiamiento y las altas tasas de interés.

La escasez de financiamiento es otra preocupación importante de los productores, según el trabajo: por caso, un 66% de ellos va a utilizar fondos propios para costear la campaña 2023/24.

Para aquellos que utilizan financiamiento, el canje a cosecha (46%) es la herramienta preferida, seguida por las tarjetas rurales (18%) y el financiamiento de proveedores (13%); será muy baja la utilización de créditos bancarios (8% de los encuestados).

Si bien la situación financiera actual de los productores muestra una leve mejoría con relación a la medición pasada, continúa dentro de los valores más bajos, que se ven reflejados en que el 69% manifestó que su situación financiera es peor que la de un año atrás.

El pesimismo es similar cuando se pregunta acerca del momento para realizar inversiones en activos fijos: el 85% de los productores piensa que éste es un mal momento para realizarlas, en un claro contraste con respecto a la situación de un año atrás.

En este marco, Carlos Steiger, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, analizó: “Las favorables condiciones en que se está desarrollando la siembra de trigo -con una producción estimada por la Bolsa de Comercio de Rosario- de 16 millones de toneladas y un incremento estimado de US$1.300 millones en las exportaciones, representará una importante inyección financiera para fines de 2023 y comienzos de 2024”.

No obstante, aclaró que aún “se necesitan precipitaciones muy abundantes para recuperar perfiles de humedad y es muy reciente el enorme impacto de la sequía”.

En cuanto a la campaña electoral y su impacto en la actividad agropecuaria, Steiger consideró que “es muy confuso el panorama en las principales coaliciones y tampoco se conocen propuestas concretas con relación a las políticas para el sector, en particular, en lo referido a retenciones, unificación del tipo de cambio, baja de la presión impositiva y otras decisiones que asfixian al sector y necesitan urgente revisión”.