El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, sigue consolidando su perfil internacional para mostrarse como presidenciable de cara al 2023, en un camino que comparte con otros aspirantes a la Casa Rosada dentro del PRO y de Juntos por el Cambio.
De viaje oficial en Israel, el alcalde porteño tomó nota con especial atención del plan antiinflacionario, basado en recetas de ajuste de shock, que ejecutó ese país en los años ’80 y ’90, con el que pudo domar el problema de la escalada generalizada de precios.
Junto al secretario general y de Relaciones Internacionales de su gestión, Fernando Straface, y al subsecretario de Relaciones Internacionales, Francisco Resnicoff, Rodríguez Larreta se reunió con los principales arquitectos políticos y económicos de aquel plan de estabilización económica.
El primer encuentro lo tuvo sentado del otro lado de la mesa a Manuel Trajtenberg, director ejecutivo del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional, miembro del Comité de Planificación y Presupuesto del Consejo de la Educación Superior y exjefe del Consejo Económico Nacional de Israel.
El funcionario israelí es reconocido como un especialista en planes antiinflacionarios.
En 2011 lideró lo que pasó en llamarse la “Comisión Trajtenberg”, una iniciativa destinada a articular distintas demandas sociales mediante el diálogo y la conexión entre distintos actores de la sociedad israelí.
Según recordó Trajtenberg a Rodríguez Larreta, Israel sufrió en los años 80 una inflación promedio del 500% anual. En 1985, el Gobierno de coalición de los partidos Laborista y el derechista Likud implementó una batería de medidas de ajuste que permitieron reducir la inflación al 20% en la década del 90, hasta converger en la década
Entre las medidas, similares a las que propone el ala más dura del PRO, y que ahora empieza a asimilar también el sector de las “Palomas”, se puso en marcha una reducción del déficit fiscal y de la emisión monetaria.
Se le otorgó independencia total al Banco Central para determinar las tasas de interés y la política cambiaria, y le prohibió emitir para financiar déficits fiscales.
Sin embargo, estas medidas de marcada raigambre ortodoxa se combinaron con el congelamiento del tipo de cambio y controles de precios, iniciativas más emparentadas con las corrientes heterodoxas de pensamiento económico.
En tanto, el paquete de medidas incluyó un acuerdo con Histadrut, la mayor central obrera israelí para ajustar los salarios de manera planificada. Según comentó Trajtenberg, el plan requirió de fuertes sacrificios que se le exigieron a la sociedad, que sin embargo apoyó las
El directivo israelí también señaló que en los 80 los ciudadanos de su país se habían acostumbrado a convivir con alta inflación, convencidos de que se trataba de un problema sin salida, trazando así un paralelismo con lo que percibe buena parte de la población argentina con la situación económica actual.
“Israel nos demuestra que para bajar la inflación es necesario un plan apoyado por una gran coalición. El plan de Israel es fruto de un acuerdo amplio entre las fuerzas políticas que hizo de la reducción de la inflación una política de Estado que se mantiene hasta hoy. La Argentina requiere este tipo de acuerdos para encarar las grandes transformaciones que necesitamos hacer”, concluyó Rodríguez Larreta.
Trajtenberg destacó que el plan logró romper la inercia de “quietismo” en el gobierno, e inauguró una etapa de “reformismo permanente” que persiste hasta hoy y que fue clave para el desarrollo del país.
La idea del “reformismo permamente” es un concepto que resuena cada vez con mayor volumen en las usinas de pensamiento del PRO, donde se diseñan los programas de Gobierno bajo la hipótesis de que Juntos por el Cambio volverá a ser Gobierno nacional a fines del año que viene.
Rodríguez Larreta también se entrevistó en Israel con Leonardo Leiderman, profesor de la Universidad de Tel Aviv y asesor económico jefe del Bank Hapoalim, el banco comercial más grande de Israel.
Leiderman fue asesor del presidente del Banco Central, y desempeñó un papel clave en el control de la inflación y la estabilización de la economía durante las décadas del 80 y 90.
Por otro lado, el jefe de Gobierno fue recibido en su casa por Yossi Beilin, ex vocero del Partido Laborista, y Daniela, su esposa, que es argentina.
Beilin fue otro de los grandes hacedores de los gobiernos de coalición de las últimas dos décadas del siglo pasado en Israel. También es reconocido por haber sido uno de los grandes promotores de los Acuerdos de Oslo de 1993 entre el gobierno de Israel y la Organización para la Liberación de Palestina.
Por la tarde, el jefe de Gobierno realizó un encuentro con más de 50 argentinos líderes de empresas y de universidades que trabajan en el campo de la innovación y la tecnología en Israel.
La reunión fue organizada por Gerardo Tyszberowicz, emprendedor y miembro del programa Voceros de BA en Israel.
El jefe de Gobierno porteño tendrá mañana otra jornada de agenda completa e intensa en Israel. Tiene previsto reunirse con el presidente de Israel Innovation Authority, Ami Appelbaum, y luego con la ministra del Interior de Israel, Ayelet Shaked.
También mantendrá encuentros con referentes de las empresas Moovit y Mobileye, y más tarde se reunirá con Esteban Klor, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén e investigador principal de la Fundación Israelí de Ciencia y del Centro de Investigaciones Políticas Económicas.
Cerrará el día con una visita a la ciudad vieja de Jerusalén y al Muro de los Lamentos.
El martes, en tanto, se entrevistará con el futuro embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, y Jonathan Peled, director de América Latina de Cancillería.
El plato fuerte de la agenda será el encuentro que mantendrá con el presidente de Israel, Isaac Herzog.
Más tarde visitará el Museo del Holocausto junto al presidente de la institución, Dani Dayan.
La jornada se cerrará con una reunión con Eitan Ginzburg, parlamentario del partido Resiliencia por Israel y presidente del Grupo de Amistad Parlamentaria con la Argentina.