Las celebraciones se dieron en una especial algarabía por ser la primera de gran concurrencia sin aforo limitado, tras dos años de pandemia, aunque con los cuidados sanitarios correspondientes.

En su alocución, Cargnello  sostuvo que: “Este año la celebración de la Semana Santa nos permite reunirnos y por eso le damos muchas gracias a Dios. Al mismo tiempo, el clamor de la humanidad tiene una sola palabra y es la Paz.

La guerra en Ucrania, junto a otros conflictos bélicos desparramados en el mundo, pero por la proximidad geográfica y cultural, nos ha golpeado fuertemente y tenemos que ser solidarios con los hermanos ucranianos y con todos pidiendo paz”.

El jefe de la iglesia salteña recordó a monseñor Sviatoslav Shevchuk, arzobispo de mayor de la Iglesia greco-católica de Ucrania, quien formó parte de la Confederación Episcopal Argentina, pues el 14 de enero de 2009 el Papa Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Castra Galbae y auxiliar de la eparquía de Santa María del Patrocinio en Buenos Aires. Recibió su consagración episcopal el 7 de abril de ese año de manos del arzobispo Ihor Voznjak y el 10 de abril de 2010 fue nombrado administrador apostólico de la misma sede bonaerense.

“Todos los días envía un mensaje a la comunidad ucraniana católica dispersa en el mundo y antes de ayer fue a esta ciudad donde aparece fuertemente la masacre y bendiciendo las fosas donde tiraron los cadáveres se preguntaba qué es amar al prójimo hoy, pregunta que la compartía con todos los ucranianos en el mundo y hombres y mujeres de buena voluntad”, refirió Cargnello.

Luego señaló: “Esto nos hace preguntarnos quiénes son los hermanos que tenemos que cuidar, quiénes son los prójimos que atendemos y desatendemos. La paz se construye en el corazón de cada uno y lo va regando por el mundo. Nosotros somos artífices de paz o de guerra. Recordemos una expresión: el señor nos necesita, necesita un burrito, nos necesita a nosotros como artífices de la paz”.

Finalmente, y ya en la Catedral, monseñor reflexionó: “Estamos llamados a ser constructores de la paz, en una situación de convulsión (…) La sociedad reconoce al personal de la salud, en especial a los médicos y enfermeros y a quienes atienden en los hospitales y está muy bien seguir reconociendo y aprendiendo de ellos. Pero sería bueno que en esta semana santa también aprendiéramos a saber escuchar y compartir lo cotidiano, lo que no se publicita, redescubrir el sentido del deber, servicio que todos estamos llamados. Aprendamos a mirar a esas personas que realmente acompañan a su prójimo”.

Luego reiteró la intención de orar por la paz y de comenzar a trabajar por el otro.

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