El miércoles pasado, en el juicio iniciado contra los hermanos Delfín y Raúl Castedo, la lectura de la acusación, tanto de la fiscalía como de la querella, causó sorpresa la aparición de nombres de abogados del foro localidad, un comisario, un fiscal y hasta del flamante ministro de Seguridad y Justicia Abel Cornejo.

Y no porque aparezcan como denunciantes, sino porque fueron nombrados en una supuesta postura funcional a los fines delictivos de los hermanos Delfín y Raúl Castedo, los dos jefes narcos más importantes del norte del país, quienes siguieron el debate desde el penal de Ezeiza, en Buenos Aires, donde fueron trasladados en 2019, luego de que se conociera que había en marcha un plan de fuga para el líder del clan.

Los nombres de un comisario González, el fiscal penal Armando Cazón, los abogados Raymundo Sosa, también nombrado como “cabeza blanca” y María Cecilia Cruz, el ex juez federal de Orán Raúl Reynoso retumbaron en la sala de audiencias del Tribunal Oral Federal 1, en calle Deán Funes y España.

Pero, sin dudas, el que más sorprendió fue el nombre de Abel Cornejo, tal vez porque el día anterior había jurado como ministro de Seguridad y Justicia. Cabe señalar que no es la primera vez que el ex procurador general aparece nombrado en causas de narcotráfico, incluso su salida de la justicia federal local estuvo precedida de una acusación penal del exfiscal Domingo Batule, de Jujuy, quien acusó al entonces juez federal 1 por la sustracción de dinero en dólares que había sido secuestrados en el marco de un expediente.

Ahora su nombre volvió a escucharse y fue en el marco del juicio que se le sigue a los Castedo, su ex pareja Melba del Carmen Araujo, los hermanos Alberto Yudi y Luis Yudi y Mario Alberto Yudi, hijo Alberto, y el martillero público Eduardo Torino por los delitos de asociación ilícita, falsificación y uso de documentos falsos y lavado de activos procedentes del narcotráfico.

Abel Cornejo, los abogados Sosa y Cruz, el comisario González y el fiscal Cazón, aparecen mencionados en el auto de elevación a juicio, leído en la apertura del juicio, presidido por el juez Federico Díaz junto a los vocales Marta Liliana Snopek y Mario Marcelo Juárez Almaraz, con María Cataldi, como cuarto juez.

En un tramo de la larga acusación, y cuando se hacía referencia a la situación de Torino, se dieron a conocer una serie de escuchas telefónicas mantenidas por el martillero Torino y Delfín Castedo, entre otros. Hasta ese momento, se revelaron cuestiones vinculadas a la adquisición de la finca El Aybal, en Profesor Salvador Mazza.

Expansión

Esta propiedad es vecina de la finca El Pajeal, propiedad del exdiputado Ernesto Aparicio, socio principal de Castedo en actividades del narcotráfico, casualmente a través de la propiedad del ex legislador, cuya parte posterior da al estado Plurinacional de Bolivia, lo que facilitaba el contrabando.

Para hacer crecer el negocio, Castedo encomendó a Torino la compra de la finca El Aybal, lo que se hizo mediante una operación simulada, siendo el martillero el comprador, operación que se hizo a través de una empresa fantasma que, luego, apareció nombrada en el escándalo de Panamá Papers.

“Muy amigo de Cornejo y de los amigos de la Corte”

Torino, como propietario o testaferro de Castedo, apareció como el encargado de hacer las gestiones, tanto para el mantenimiento de la finca como para que se avance con el desalojo de Rojas, para lo cual la organización había adquirido los servicios del comisario González, quien debía presentar informes negativos del intruso para agilizar el juicio. A su vez, y de las escuchas, surge que el jefe narco también contaba con el apoyo del fiscal Cazón. Torino, en una conversación con Castedo, indicó que González debía hacer un informe “para que Cazón le dé la orden para ir a sacarlo al viejo (Rojas), así que esa es la idea, estamos moviendo todas las influencias habidas y por haber”. En otra escucha, Torino revela que González quería más dinero, “Me ha pedido que, si le podemos yapar”, a lo cual Castedo autoriza. En otro tramo y al referirse a otros contratiempos, en especial con el fiscal, el martillero le explica al comisario que “el juez no va a hacer un nuevo desalojo porque el desalojo ya está hecho y no es problema del juzgado, ahora es el fiscal quien debe sacarlo porque se ha metido como usurpación”. También el mismo Torino le indica a González que le diga a Cazón que “no se haga el pelotudo porque yo le voy a meter una demanda acá, así decile: mirá Torino es muy amigo de Cornejo y de los amigos de la Corte y no te va a favorecer en nada tu situación… ”.  Para la fiscalía, de los diálogos de Torino con González surge que el martillero era el que transmitía las presiones al fiscal, actuante en la causa penal de desalojo contra Rojas. Manifestación que a Cazón “le costará un jury”, lo que finalmente sucedió, pues el fiscal actualmente tiene abierto un proceso de enjuiciamiento