El Fondo Monetario Internacional encontró nuevos interlocutores para dejar de hablar de “relaciones constructivas” y puso sobre la mesa la falta de definiciones de políticas por parte del Gobierno para avanzar con un acuerdo de facilidades extendidas (EFF, según sus siglas en inglés).

El responsable para América latina del FMI, Alejandro Werner, señaló que se necesita definir las reformas estructurales para un nuevo acuerdo con el Fondo. y el segundo de Kristalina Georgieva, el vicedirector Geoffrey Okamoto, advirtió que los fondos que el organismo repartirá no evitan la necesidad de un programa. Hasta ahora, las condiciones no formaron parte de las discusiones, según indicó también el representante por Argentina y el Cono Sur ante el FMI, Sergio Chodos.

El EFF “es un programa creado para países con problemas de balanza de pagos recurrentes que tiene como objetivos ajustar gastos y tiene costos de corto plazo para tener beneficios de largo plazo. Se necesita un período largo de implementación”, explicó Héctor Torres, ex representante por Argentina en el organismo.

Los temas de la última revisión del FMI durante el Stand-By de Mauricio Macri siguen pendientes. Reforma fiscal y tributaria, previsional y laboral figuraban en el menú y el Gobierno de Alberto Fernández plantea diferencias, aunque también hay distintas visiones dentro del Frente de Todos.

A los esfuerzos de políticas para estabilizar la macroeconomía le sumaban “el rediseño del sistema tributario, un aumento de la competencia en el mercado interno y mayores esfuerzos para fortalecer la institucionalidad y hacer frente a la corrupción”.

“Esas reformas tienen el potencial de elevar las posibilidades de crecimiento de la Argentina”, indicaba el staff en julio de 2019. También adicionaban reformas para generar creación de empleo, junto con mejoras regulatorias para bancos, eliminación de los derechos de exportación para pequeñas empresas y la baja de aranceles para el comercio y las inversiones.

“Hay un problema fiscal y de competitividad, además del tema previsional y la falta de empleo formal en el sector privado. Menos del 25% de la población trabaja en el sistema formal privado. Se necesita facilitar la contratación”, indicó Torres, que puso como ejemplo el programa de flexibilidad de Dinamarca como protección de los trabajadores ante despidos.

En el Ejecutivo evitan hablar de cambios en la legislación laboral y la contrapropuesta es la revisión de convenios por sector. La reforma tributaria está pendiente para el objetivo de mejorar la competitividad, pero se trata de un debate candente con las provincias. Y los retoques en la movilidad jubilatoria no resolvieron el problema de sustentabilidad del sector, basado en la necesidad de sumar aportantes.

Dentro del Gobierno también hay diferencias entre el plan más fiscalista de Martín Guzmán y las acusaciones por “ortodoxo” que recibe desde el ala más cercana a Cristina Kirchner. Una de las dudas en el mercado es es si el Ministro eligió el programa de facilidades extendidas porque es el de mayor duración o porque es el que habilita a avanzar con las reformas.

“Dado que las reformas estructurales orientadas a corregir deficiencias arraigadas suelen tomar tiempo en implementarse y rendir fruto”, el EFF tiene “un período de reembolso tienen plazos más largos que la mayoría de otros acuerdos que pueden celebrarse con el FMI”, explica el organismo en su reglamento. Esos plazos van de 7 a 10 años.

“El Fondo no permite reestructurar deudas pero da la posibilidad de seguir con un nuevo programa que otorga créditos para financiar los pagos que hay que hacer, para que sean neutros”, explica Torres.

Las reglas del Fondo son taxativas: “Cuando un país obtiene un préstamo del FMI, se compromete a aplicar políticas orientadas a superar los problemas económicos y estructurales”. En el marco del EFF, las reformas estructurales apuntan a corregir deficiencias institucionales o económicas, además de las políticas que mantienen la estabilidad macroeconómica.

Controles

El programa, además, está atado a un control trimestral del desempeño del programa. Un acuerdo a 20 años, como plantea el kircherismo, implicaría la supervisión del FMI durante ese plazo. “Néstor Kirchner hizo exactamente lo opuesto. Pagó para sacarse al Fondo de encima”, recuerda Torres.

Los programas, además, fijan metas. “Los desembolsos del FMI están supeditados a que se cumplan los criterios de ejecución cuantitativos, salvo que el Directorio Ejecutivo decida suspender su aplicación durante los exámenes periódicos sobre el desempeño del programa”, recuerdan las reglas del Fondo.