La cifra se desprende de que la CBT para un “adulto equivalente” (varón de entre 30 y 60 años con actividad moderada), trepó desde los $16.756 hasta los $17.543 durante el último mes del año.
Mientras tanto, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide la línea de indigencia, ascendió desde los $6.982 hasta los $7.340, lo cual representó un aumento del 5,1% en diciembre y redondeó un incremento del 45,5% en el año. Una familia “tipo” necesitó $22.681 para no ser considerada indigente.
Vale remarcar la comparación entre la evolución de ambas canastas y el salario mínimo vital y móvil, que en 2020 subió un 22% hasta los $20.588. Además, tanto la CBA como la CBT subieron por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que mide el INDEC en los últimos cuatro meses del año.
Cabe recordar que el último dato de inflación arrojó una suba mensual del 4% y un acumulado anual del 36,1%. Los aumentos en alimentos fueron las que más incidieron en la evolución del nivel general del IPC en diciembre, destacándose un salto del 15% en las carnes.
Desde el Ministerio de Economía aclararon que esta performance fue motorizada “por una combinación de factores, como el proceso de retención de hembras, la suba del precio internacional del maíz y la estacionalidad propia del mes de diciembre cuando se celebran las fiestas”.
En los últimos 12 meses, las principales subas de precios se observaron en los siguientes rubros: prendas de vestir y calzado (60%), recreación y cultura (48%) y alimentos y bebidas (42,1%).
La Canasta Básica Alimentaria se determina tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para un adulto equivalente, mientras que la Canasta Básica Total incorpora bienes y servicios no alimentarios.