El presidente argentino y el dirigente boliviano brindaron por la victoria de Luis Arce, analizaron la situación de Bolivia y cómo se dará la transición de poder tras los comicios del domingo. No fueron los únicos comensales, se sumaron los diputados del Frente de Todos Eduardo Valdés y Hugo Yasky.
Alberto Fernández sintió como propio el triunfo electoral del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia. Haber cobijado a Evo Morales a lo largo de estos últimos meses ante un contexto regional adverso le permite aventurarse a vislumbrar un escenario de equilibrio ideológico frente a las diferencias que guarda con sus pares de los países vecinos.
Los resultados oficiales vienen a paso lento pero la propia mandataria interina Jeanine Añez felicitó a primera hora de la madrugada del lunes al candidato del MAS, Luis Arce. Por ello, si bien apenas se había escrutado el 15% de los sufragios, Alberto Fernández llamó exultante ayer por la mañana a Evo Morales para saludarlo por la victoria de su delfín. En el intercambio telefónico que duró unos minutos, el Presidente y el dirigente boliviano que se encuentra refugiado en Argentina analizaron los primeros números de la contienda electoral. El debate y los festejos se trasladaron por la noche a la Quinta de Olivos. El mandatario argentino lo invitó a cenar y Evo, sumamente agradecido, no dudó en aceptar.
En medio de un clima de crisis política y social, Morales tuvo que renunciar a la presidencia de Bolivia tras los conflictos provocados por la sospecha de fraude en las últimas elecciones. En diciembre llegó a Buenos Aires en calidad de refugiado. El Gobierno argentino le dio asilo a él y a su familia, y desde el exilio se le permitió dirigir la campaña de su partido para las elecciones que se llevaron a cabo el último domingo y en las que Morales no podía competir.
El ex presidente boliviano está agradecido con Alberto Fernández porque políticamente le “salvó la vida” y le permitió su resurrección desde Buenos Aires. En su exilio, el Gobierno argentino le permitió realizar actos de campaña y puso a disposición el aparato estatal para la realización de los comicios -se estima que concurrió a votar más del 45% del padrón electoral, unos 142 mil bolivianos que residen en la Argentina-. El apoyo no solo fue logístico, el rol activo del kirchnerismo y de los movimientos sociales en respaldo del MAS generó la queja formal de parte de la diplomacia de Bolivia. Dos protestas presentadas por la embajada boliviana en Argentina ante la Cancillería, jamás recibieron respuestas de Felipe Solá. El Ministerio de Relaciones Exteriores siempre desconoció a Añez como presidenta de Bolivia.