Fernández llegará a Roma hoy a las 18 y mañana viernes a las 11, se verá con el Papa Francisco en el Cortile San Dámaso, el gran patio contiguo a la monumental sede en la que se encuentran las oficinas del Obispo de Roma.
El nombre fue puesto en honor a Dámaso I, el Papa nacido en la Gallaecia, de baja estatura, quien con mano férrea condujo y unificó la Iglesia Católica entre los años 366 a 384.
Es su segundo viaje internacional, que no solo lo llevará al Vaticano, Roma, sino también Berlín, Madrid donde se entrevistará con Pedro Sánchez y luego a París para reunirse con Emmanuel Macron. El objetivo de sumar apoyo concreto, pero también simbólico, para la reestructuración de la deuda.
Tras su paso por Israel, el jefe de Estado volará hacia el Viejo Continente y volverá a dejar a la Argentina a cargo de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, al igual que sucedió cuando estuvo la semana pasada en Israel.
Una vez aterrizado en Roma, el mandatario tendrá el viernes su el primer encuentro con el papa Francisco desde que llegó a la Casa Rosada y se espera que además del tema de la deuda también se hable sobre la intención del Gobierno de despenalizar el aborto y sobre los avances del Plan Argentina contra el Hambre, de cuyo consejo forma parte la Iglesia.
El mandatario argentino en Roma estrechará las manos del Delegado de la Comisión Pontificia para el Vaticano, de los Gentilhombres y del Comandante de la Guardia Suiza. A continuación, la banda interpretará el himno nacional argentino y el del Estado del Vaticano.
Al finalizar los himnos, el Presidente, su mujer y el canciller Felipe Solá ingresarán al Palacio junto a los funcionarios. Los restantes integrantes de la comitiva presidencial serán acompañadas por los Gentilhombres.
El Prefecto de la Casa Pontificia acompañará al jefe de Estado al Salón del Trono, donde será recibido por el Santo Padre, quien invitará a Alberto Fernández a la Biblioteca para mantener una reunión privada.
Una aduciencia sin límite
El tiempo de la audiencia a solas no tiene un límite estipulado en el protocolo pontificio. Según las circunstancias, lo fija el Santo Padre, quien dispone, según es tradición, de un discreto timbre debajo de la alfombra.
Al finalizar la entrevista privada, todos los acompañantes del Presidente pasarán a la Biblioteca y serán presentados al Papa, quien pronunciará un breve discurso, al que responderá Alberto Fernández y se procederá al intercambio de regalos.
Luego, el mandatario y su comitiva se dirigirán al despacho del cardenal Pietro Parolín, Secretario de Estado, con quien Alberto mantendrá una entrevista privada.
Habitualmente, después el Presidente se encuentrará con el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Pero esto podría ser alterado ante la ausencia de un embajador acreditado de la Argentina.
Para finalizar, siendo Alberto Fernández católico, será invitado a pasar a la Basílica de San Pedro para contemplar el Santísimo Sacramento, el Altar de la Virgen y la Tumba de San Pedro.
Al terminar la visita a la Basílica, la Guardia Suiza presentará armas y se ejecutará el himno pontifical.
En la Sala Stampa del Vaticano no se registran acreditados para cubrir el encuentro periodistas de medios de otros países fuera de los de la Argentina.